Sierra de los Padres: el legado jesuita, el lugar que inspiró el Martín Fierro y "el milagro" de la Gruta de los Pañuelos
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Con la ventaja de estar tan cerca de Mar del Plata, el apacible pueblo de Sierra de los Padres se convierte en una gran opción para hacer mini turismo en los días ventosos, frescos con sol y nublados. Junto con el Puerto, los shoppings (Paseo Aldrey y Los Gallegos), Villa Victoria y las propuestas para merendar a lo largo de la calle Güemes, entre otras cosas.
A unos 20 km de La Feliz, esta localidad se encuentra sobre las últimas formaciones del antiguo Sistema de Tandilia, sierras que recorren el centro-oeste del partido de General Pueyrredón, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Hasta aquí se llega por la ruta 226, entre paisajes de quebradas, lagunas, arroyos y sierras. Por eso, el paseo en auto desde Mardel demanda un mínimo de tres horas para poder recorrer sin apuro las propuestas, culturales, recreativas y gastronómicas de la zona.
También hay empresas de turismo que organizan excursiones en combi por $ 20.000 por persona y salen de Plaza España o Plaza Colón.
¿Cómo llegar? La avenida marplatense Pedro Luro se convierte en la ruta nacional 226 y, partiendo desde el centro de la ciudad balnearia, se pasa por la nueva Estación Ferroautomotora -que conserva el edificio antiguo-, se dejan atrás el Hipódromo y el Mercado Frutihortícola y en el Km 12 aparece una rotonda que indica el primer acceso a la Reserva Natural Laguna de los Padres.
Sucesivamente, aparecen nuevos accesos hasta que se llega al gran espejo de agua, donde se puede practicar remo, canotaje y windsurf.
En una superficie de más de 600 hectáreas, hay campings, clubes de pesca y espacios recreativos con parrillas para hacer asado entre ondulantes arboledas y bosques de araucarias.
Las bares tienen una gran vista en Sierra de los Padres. Foto Diana Pazos
A la vera de la Laguna de las Cabrillas (hoy, Laguna de los Padres) se levantó la Reducción de Nuestra Señora del Pilar cuando esta zona era un territorio habitado por los pueblos pampas. En 1746, tres jesuitas llevaron adelante un pequeño asentamiento conformado por puelches, moluches y serranos que se establecieron alrededor de la misión.
Una cruz presidió la acción de los padres jesuitas Falkner, Cardiel y Strobel que iniciaron su labor en la zona sin imaginar que al borde la laguna -a la que le dieron su nombre- se levantarían las humildes construcciones.
La capilla de la Reducción de Ntra. Sra. del Pilar, en Sierra de los Padres. Foto Archivo
Los monjes solo predicaron la fe católica e indujeron a estas etnias nómadas a una vida más sedentaria, llevándolos a trabajar la tierra, como ocurrió en la Estancia del Pueblo, donde cultivaron trigo por primera vez.
Ante los reclamos de los pampas, los jesuitas abandonaron el plan evangelizador en 1751, convirtiendo la reducción en la segunda población cristiana en territorio indígena.
"En un ambiente como este vivían los misioneros jesuitas en medio de la más absoluta austeridad, teniendo como marco la soledad de la pampa desierta y como único objeto la mayor gloria de Dios". Este cartel se puede leer al ingresar a una de las viviendas reconstruidas junto a una gran imagen de Ceferino Namuncurá y un mapa de la provincia de Buenos Aires, entre otras cosas.
El interior de la capilla en la Reducción del Pilar de Sierra de los Padres. Foto Archivo
En la actualidad, las construcciones que se visitan son réplicas, como la que muestra el camino que la Compañía de Jesús transitó con su obra desde el norte del país.
Para ubicarse en tiempo y espacio, hay que recordar que Mar del Plata fue fundada el 10 de febrero de 1874.
En el lugar histórico también se encuentra la parroquia Nuestra Señora del Pilar, donde la Reducción Jesuítica es una de las capillas a pocos metros de la Laguna de los Padres.
Con paredes blancas y techos de paja, se trata de una reconstrucción histórica de una capilla, junto a las construcciones que incluyen un museo recordando la Misión de los padres jesuitas y de las poblaciones indígenas de la zona.
La Reducción se puede visitar todos los días de 10 a 17 en forma gratuita y los domingos se celebra misa en la capilla.
Hacia 1826 se construyó en el lugar la Estancia Laguna de los Padres, donde se instaló siendo niño el poeta, periodista y militar José Hernández junto a su padre.
El paseo de artesanos rumbo a la Gruta de los Pañuelos. Foto Diana Pazos
Durante parte de la infancia y la adolescencia, todas las vivencias en el campo del autor del “Martín Fierro” lo iban a marcar e inspirar a la hora de escribir la obra cumbre de la literatura gauchesca, cuando entró en contacto con los gauchos y conoció las costumbres, el lenguaje y la forma de vida.
En el lugar en donde se encontraba el casco de la antigua estancia, en 1885 comenzó a funcionar el Museo Municipal José Hernández, que refleja la historia rural, junto al galpón de esquila y el abrevadero del ganado.
La Gruta de los Pañuelos, un imperdible de Sierra de los Padres. Foto Diana Pazos
En el macizo rocoso de Sierra de los Padres, uno de los grandes imperdibles es la Gruta de la Virgen, más conocida como Gruta de los Pañuelos. ¿Por qué? Porque tomó el nombre por los pañuelos que la gente devota coloca anudando entre sí los pañuelos y pidiendo a Dios y la Virgen.
La Gruta de los Pañuelos en Sierra de los Padres. Foto Diana Pazos
Todo comenzó en 1948, cuando una pareja de inmigrantes italianos colocó en un pedestal natural una imagen de la Virgen y ató los primeros pañuelos rogando que les concediera un hijo porque no podían tener.
A los cuatro meses volvieron al lugar para agradecer "el milagro" porque la mujer estaba embarazada y ellos sostenían que la Virgen había escuchado sus ruegos, por lo que pusieron más pañuelos.
Con el correr de los años, el lugar se llenó de visitantes que anudaban sus pañuelos y fue tanta la cantidad que se formó una cadena de telas coloridas que subía y bajaba por las rocas.
En 1982 se entronizó la imagen de la Virgen de Lugar en la Gruta: los fieles siguen llegando a dejar sus pañuelos y pedir por salud, trabajo y la familia.
El centro comercial al aire libre Paseo de la Cumbre tiene varias tiendas con productos regionales, artesanías, dulces, chocolates, decoración e indumentaria. Subiendo escaleras y sobre decks de madera, los servicios de restaurante y confitería tienen muy buena vista a las sierras.
El Paseo Cumbre, con negocios y confiterías en Sierra de los Padres. Foto Diana Pazos
Tanto quienes llegan al lugar por cuenta propia como quienes vienen en excursión se toman un par de horas para recorrer sin prisa y tomar algo en medio de la paz del paisaje serrano.
Clarin